En un camino a las afueras del pueblo, nos encontramos una gran cantidad de anfibios de varias especies que llevaban meses esperando, seguramente entre los pequeños huecos de los muros tradicionales de piedra, o incluso enterrados, a que cayera del cielo la maravillosa agua. 

Muchas especies pueden aguantar largos periodos de sequía gracias a esta adaptación, que les permite entrar en una especie de hibernación cuando hay calor y sequedad, reduciendo su metabolismo. Esto tiene un riesgo: si las lluvias no llegan a tiempo, antes de que sus reservas se agoten, pueden morir deshidratados. 

Sin embargo, no vimos sapo de espuelas (Pelobates cultripes), que sería otra de las especies de anuros que hay en la zona. Los sapos de espuelas suelen encontrarse en terrenos arenosos, con charcas, arroyos estacionales o marismas cercanas, donde utilizan un engrosamiento córneo a modo de uña que tienen en las patas de atrás, para enterrarse. Es un sapo de costumbre terrestres y de hábitos crepusculares y nocturnos, salvo en la época de celo que se le puede ver activos durante el día, especialmente si este es lluviosos o de espesa niebla. Pasa el día bajo tierra, en agujeros verticales de hasta 58 cm de profundidad e incluso de más en la época estival. En terrenos arenosos desaparece rápidamente de la vista, excavando en el terreno con los espolones que posee en la base de los miembros posteriores. Es un sapo que me encanta. 

Y finalmente, después de mucho mucho buscar, encontramos un ejemplar de gallipato (Pleurodeles waltl) que nos alegró la noche, porque conseguíamos cerrar con 4 especies de anfibios en total, lo cual no estaba nada mal después de tantísima sequía. Dos de nosotros íbamos registrando todo en la app de Observation.org, una plataforma mundial muy chula con la que colaborar con ciencia ciudadana y que recomiendo encarecidamente a todos aquellos amantes de listas y de registrar sus observaciones.

Los atropellos son un grave problema, ya que impide las migraciones locales en tiempos de reproducción que se producen entre puntos de agua, normalmente separados por caminos o carreteras que son verdaderos puntos negros, sumideros de biodiversidad que no podemos permitirnos seguir perdiendo. 

Para evitar estas muertes, existen diferentes dispositivos o estructuras llamadas barreras anti atropello de anfibios, o cercos de deriva. Puedes leer más sobre esto aquí.